¿Ha tenido miedo alguna vez? A todos nos ha sucedido que en alguna ocasión hemos tenido miedo. Envíe su historia en la que cuente:
a. Por qué pasó miedo
b. Dónde y cuándo ocurrió
c. Cómo reaccionó
d. Qué aprendió de esa experiencia
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Theresa V
dijo...
Soy una persona muy miedosa. Tengo miedo a casi todo, es decir a alturas, al silencio,a la oscuridad, a perros, a insectos y a mucho más. Por consecuencia casi no paso ningún día sin tener miedo. Pero me acuerdo de una ocasión especial cuando tuve mucho miedo y no olvidaré jamás lo que pasó. Era una noche de otoño, o sea lluviosa, oscura y fría. Quería ir al trabajo y tenía que atravesar un bosque. Como siempre estaba cantando en voz alta las canciones que tocaban en la radio, mientras estaba conduciendo, para no darme cuenta del bosque lúgubre. De repente, mi coche ya no adelantó y al final quedó tirado. Después de un rato entendí que se me había acabado la gasolina. Llevado por el pánico, empecé a buscar mi móvil. Tan pronto como lo encontré, marqué el número de mi padre para que me ayudara, pero no tenía cobertura de red en el coche. Tuve que salir del coche para llamarlo, pero no podía, porque tenía tanto terror a la oscuridad y al bosque. Al cabo de unos diez minutos y a la desesperada, salí del coche, llamé a mi padre y volvió al coche enseguida. Pasaba mucho miedo hasta que mi padre vino para ayudarme. Desde esta noche horrible siempre controlo el nivel de gasolina antes de irme.
Pienso que no soy una persona muy miedosa, pero a veces yo también tengo miedo de algo. Me recuerdo a una situación en que tuve mucho miedo. Sucedió desde hace casi 10 años. Tuve 16 años y después de salir con mis amigos, quedamos un rato en la orilla del río Lech. No bien que lleguemos, allí vinieron unos chicos obviamente borrachos que demandaron dinero de nosotros. Cuando no pudimos cumplir su petición, de repente tuvieron un cuchillo y un bateador que antes no habíamos visto porque ya era noche. No solo amenazaron a nosotros sino también afectaron a mis dos amigos. Después de que uno de ellos pudiera huir y el otro estuviera en el suelo, tenía muchísimo miedo. Me templaron las rodillas mientras deseé que viniere ayuda. Por suerte vino la policía muy rápido porque mi amigo – después de huir – la llamó y por eso no pasó nada más. Desde hace este momento eludo a personas que parecen peligrosas y no camino por áreas apartadas.
Una de mis manías mas enervantes es mi naturaleza asustadiza. Por eso odio las películas de terror tal como odio todas las otras películas horripilantes. Además nadie quiere ver películas terroríficas conmigo porque todos me dicen que es molestando que siempre estremecerme cuando ocurre una escena un poco horripilante. Para mi hermano mayor siempre era su ocupación favorita esconderse en mi habitación para asustarme cuando entraba cuando éramos niños. Obvio que esto no me ayudaba superar mi miedo. Uno de mis acontecimientos mas horrorosos tenía lugar antes aproximadamente 10 años cuando pasaba una semana con mi curso de la escuela en una residencia escolar en el campo. Los profesores planeaban una caminata de noche a un bosque cerca de la residencia. Para hacer todo peor los chicos contaban historias de miedo mientras estábamos caminando. Lo que no sabíamos era que algunos de nosotros se escondían junto con una profesora en la bosque para asustar a los demás. Cuando salían de repente de detrás de los arboles me asustaba tanto que gritaba por lo menos dos minutos sin coger aire. Lo que aprendió de esa experiencia? Que nunca mas en mi vida voy a hacer una caminata de noche con nadie!
Cuando era niño, tenía mucho miedo de perros grandes y agresivos que laten sin parar. Te lo digo con el corazón en la mano que todavía me imponen respeto estos perros. Pero ya ha mejorado. Mi camino a la escuela siempre pasaba por una calle en la cual dos casas estaban con exactamente este tipo de perro. Infelizmente, la una de las casas estuvo al lado izquierdo y la otra al lado derecho. Con tanta mala suerte que tenía, estos perros ya siempre me "saludaban" cada mañana en los jardínes. En uno de los jardínes, justamente en este con el perro lo más agresivo, hubo un seto por causa de la cual nunca podía ver el perro con antelación. La consecuencia era que me asustaba bastante cada vez. Solucioné el problema de manera siguiente: Siempre atravesaba la calle. Es decir, cuándo me acercaba la primera casa, caminaba al lado derecho y después de haber pasado esa casa, atravesaba la calle para evitar el contacto con la casa con el otro perro. A veces la gente sonrío cuándo vio esto y se dio cuenta de mi problema. Pero no me importaba. Aprendí de esa experiencia que los perros no viven para siempre. Ambos ya murrieron hace años. También aprendí luchar contra ese miedo. Por lo menos ya estoy progresando.
Antes de mi estancia en los EE.UU. tuve miedo de tomar grandes responsabilidades. Cada vez que alguien me pedía un favor vacilé hasta que la ocasión venció. Pensaba que no podría llevar el peso de la responsabilidad y tenía mucho miedo de que hiciera un error, así que no quería conducir un coche, evitaba guardar a niños pequeños y temía hablar con extranjeros en inglés o castellano.
Para ganar más independencia, decidí ir a un país extranjero y me hice au pair. Después de mi bachillerato fui a Chicago en los EE.UU y para un año tuve que hablar inglés con personas desconocidas y guardó a niños - probablemente lo más valioso que un hombre puede tener, es decir que tuve la gran responsabilidad de asegurar que dichos niños eran seguros conmigo. Al mismo tiempo debí conducir todo el tiempo porque este fue parte de mi trabajo.
Este fue un tiempo duro para mí y hoy en día todavía no puedo decir que soy una persona valiente, sin embargo aprendí que incluso en las situaciones las más peores hay una solución. Lo más importante es que quedes tranquila y que nunca dudes preguntar por ayuda- casí siempre hay una persona servicial.
Antes de mi estancia en los EE.UU. tuve miedo de tomar grandes responsabilidades. Cada vez que alguien me pedía un favor vacilé hasta que la ocasión venció. Pensaba que no podría llevar el peso de la responsabilidad y tenía mucho miedo de que hiciera un error, así que no quería conducir un coche, evitaba guardar a niños pequeños y temía hablar con extranjeros en inglés o castellano.
Para ganar más independencia, decidí ir a un país extranjero y me hice au pair. Después de mi bachillerato fui a Chicago en los EE.UU y para un año tuve que hablar inglés con personas desconocidas y guardó a niños - probablemente lo más valioso que un hombre puede tener, es decir que tuve la gran responsabilidad de asegurar que dichos niños eran seguros conmigo. Al mismo tiempo debí conducir todo el tiempo porque este fue parte de mi trabajo.
Este fue un tiempo duro para mí y hoy en día todavía no puedo decir que soy una persona valiente, sin embargo aprendí que incluso en las situaciones las más peores hay una solución. Lo más importante es que quedes tranquila y que nunca dudes preguntar por ayuda- casí siempre hay una persona servicial.
Desde hace dos anos, vivo en el barrio Oberhausen en un apartamiento compartido con dos chicos. El apartamiento está en el secundo piso y los vecinos son otros estudiantes superrelajados y tranquilos. Durante estos dos anos nunca pasé miedo, siempre andaba por las calles a noche aunque dicen que Oberhausen es peligroso.
La semana pasada, sin embargo, fue la primera vez que tuve muchísimo miedo. Estaba sola en el apartamiento, poniéndome mi piyama y preparándome para dormir. Justo después de medianoche oí alguien tocando la puerta. Pensé que era un compañero de piso que había olvidado su llave y me puse a abrir la puerta. Pero cuando me acerqué y llegué a unos metros de la puerta empecé a oír unos sonidos raros. Se oía alguien respirando muy fuerte y hablando con voz baja algo como: ?Vas a abrir la puerta o no? Dejame entrar.... Me asusté mucho y me quedé callada sin moverme ni un centímetro. Seguí escuchando los ruidos y después de unos minutos se fue la persona extraña. En nuestro edifico se escucha todo, así que le escuché bajándose y tocando la puerta de abajo, pero nadie le contestó. Pensaba que se había ido y me acosté pero no podía dormir. Quien era esta persona extraña? Debe ser algún borracho que se ha equivocado de casa, pensé. Pero estaba equivocada. La persona volvió con un perro! Ahora se escuchaba alguien hablando con su perro y tocando y timbrando todas las puertas del edificio. Primero, me dió más miedo, pero estaba muy enfadada cuando tocó la tercera vez. Tomé el teléfono en mi mano (para poder llamar la policía en cualquier caso) y abrí la puerta. Quería decirle que se fuera a la chucha pero ya no hacía falta. Estaba subiendo un policía que se llevó el extraño. Lo que me sorprendió era que no parecía borracho ni viejo, solo muy confuso.
Yo estaba muy aliviada y me puse a dormir, de nuevo. Después de unos minutos, oí alguien subiéndose y acercándose de nuestra puerta, de nuevo. Pero que suerte, solo era mi compañero de piso, que abrió la puerta con su llave! Ahora siempre cerramos la puerta de abajo y la próxima vez llamaré a la policía al tiro para no pasar tanto tiempo con miedo.
Cuando era niño, un día fui a la guardería y después de entrar en la sala, un robot se lanzó enseguida sobre mí, lo que naturalmente me causó miedo de modo que me fui corriendo. En cuanto llegué a los servicios me encerré en un vestuario y me quedaba esperando hasta que se fuera el monstruo. Una vez acabado el ruido, me atreví a salir del vestuario, yendo avanzando con pasos muy prudentes. Al llegar al corredor, una maestra me vio y me preguntó qué había pasado. Se lo conté y ella respondió que el problema ya se había solucionado, ya que el robot entretanto estaba desayunando y me dijo que yo también lo hiciera, que sino, no iba a sobrar nada para mí. Al final, se rectificó todo, y yo aprendí que la mayoría de los robotes son sólo unos amigos intentando tomarte el pelo... ¡Qué pena que hoy en día se sepa pensar de manera racional!
A todos nos ha sucedido que en alguna ocasión hemos tenido miedo. Me recuerdo muy bien la situación en que yo tuve mucho miedo. Era al fin de julio hace dos años, poco antes de que los vacaciones en los escuelas empezaran. Mi madre y yo estaban esperando que mi hermana menor regresaba a casa. Poníamos la mesa cuando el teléfono timbró. Mi madre contestó y habló con el director de la escuela a que iba mi hermana. Después de colgar el teléfono, mi madre comenzó a llorar y me dijo que mi hermana tuve un grave accidente. Un coche chocó con ella en la bicicleta. Tuvimos mucho miedo, porque so sabíamos que pasó precisamente y si mi hermana era gravemente herida o no. Nos fuimos al hospital tan pronto que fuera posible. Al llegar allí, el doctor nos dijo que ella tenía muchisímo suerte, porque no tuvo ni una herida aunque rompió por el parabrisas. Todos eran muy aliviados y estoy segura de que mi hermana tiene un ángel guardián exelente.
Por irnos desde hace mucho tiempo cada año a la misma estación de esquí al norte de Italia en las vacaciones de Navidad ya me aburrían todas las pistas bien conocidas cuando tenía 15 años. Quería descubrir algo nuevo en la montaña así que salí un día de la pista oficial para bajar por un lado oscuro y no preparado de la montaña. No hice caso al signo “Prohibido entrar – peligro de aludes” y seguí esquiando en una nieve muy profunda hasta que no podía manejar esquiando no más. Ni veía mis esquis por tanta nieve ni sabía en donde estaba por sólo ver nieve y nieve. En ese momento tenía mucho miedo y no sabía que hacer para regresar salva al camino. Me quité los esquis y andé por la nieve hacia abajo – lo que fue mi suerte porque cuando llegué salva a la pista miré hacia arriba y ví que si no me hubiera sacado los esquis y hubiera seguido esquiando recto hacia abajo, habría caido al precipio de una roca alta lo que me habria matado. Solo por suerte caminé unos pocos metros más a la derecha de la roca lo que me salvó la vida! Eso me dió un shock así que despues de esa experiencia no he salido nunca jamás de la pista oficial.
No tuve que reflexionar mucho para recordar una ocasión en la que tenía miedo. Pero muchas veces mis miedos son más o menos irracionales. Por ejemplo no me gusta mucho mirar películas de terror. Me asusto todo el tiempo, me escondo detrás de la manta y no atrevo mirar al monitor porque escuchando los ruidos ya se me pone piel de gallina.
Hace más o menos dos semanas una amiga me contó de una película que le parecía muy buena. Dijo que tenía que mirarla al día siguiente. La película era peor que hubiera podido imaginado en mis pesadillas más horribles. Desde el primer minuto era terrible: la acción se pasó en un mundo sin luz y sin colores, pero con mucha bruma, de forma que me asusté cada vez que una persona apareció de repente desde la neblina. Encima, los personajes principales eran payasos, creaturas que temo más que todo, porque parecen simpáticos, sonríen todo el tiempo, pero no se puede ver que sienten detrás de la máscara.
Estaba mirando la pesadilla unos minutos escondiéndome detrás de una almohada, cuando de súbito se apagó la tele y todas las luces de la casa. Para unos segundos mi corazón dejó de latir y no pude moverme. Pero me obligué a ser razonable y me dije, que no soy un personaje de la película, que solamente hay algún problema con la caja de fusibles y entonces fui a ver si pudiera arreglarlo yo. Agarré una linterna y subí al último piso para fijarme.
El desván era oscurísimo, el suelo crujía debajo de mis pies y en mi cabeza escuchaba los temas de las películas más horribles que conocía. Mi corazón latía bien fuerte y pensaba que en cualquier momento alguien me iba a agarrar por el cuello. De repente escuché un crujido desde la esquina a mi derecha. No lo soporté ni un segundo más. Reprimí un grito y me fui corriendo. Después de calmarme un poco, toqué el timbre de mi vecino, que por suerte me podía ayudar.
Por lo menos aprendí algo de esa experiencia: que no voy hacerle caso nunca más a mi amiga cuando me quiere recomendar una película.
Cerca de mi casa hay una calle lateral en la que, yendo en coche y queriendo girar por la calle municipal, tienes la preferencia respectivo a los que vienen de la izquierda. Cada vez que paso por esta calle, tengo mucho cuidado cuando estoy doblando en el cruce. Como a menudo están aparcados muchos coches justo en las dos curvas, se ve muy mal si viene alguien o no. Por eso, siempre miro varias veces a la derecha y también a la izquierda. Ya sé que hay mucha gente que no se entera de que la derecha tiene preferencia allí. Hace aproximadamente un año, cuando venía en coche de dicha calle lateral y quería girar a la izquierda, me pasó lo siguiente: No podía ver a alguien viniendo de la derecha ni de la izquierda así que me fui en el cruce. De repente, ví a otro coche de la izquierda justo delante de mí y tuve que frenar con mucha fuerza para no chocar. En este momento, me asusté un montón y la situación me daba miedo, porque faltaba solo muy poco. Además, el conductor del otro coche se enfadó mucho y tocaba vehemente la bocina. No se enteró de que fue su culpa y que podía estar contento que reaccioné tan rápido. Me acusó a mí de haber sido incauto aunque fue él quien me había quitado la prioridad, no echando ni un pequeño vistazo a la derecha mientras traspasar el límite de velocidad. De esa experiencia aprendí que siempre hay que tener mucho cuidado. Ya lo tenía antes, pero desde que me ha pasado eso, lo tengo todavía más.
Cuando yo era en la universidad de Alicante me pasó algo terrible. Mientras que estaba en el aula de los ordenadores para leer mis correos electrónicos, me daba cuenta que mi nuevo móvil no estaba en mi bolsa. Antes de que ponía algunos cartels en la universidad en los que escribí que había perdido mi móvil, lo había buscado en toda la universidad. Despues de ponerlos, me fui a casa, llamé a la compañía operadora para informarles de mi pérdida y les pedí que apagan mi móvil para que nadie pudiera utilizarlo. Tenía mucho miedo, porque si una persona lo hubiera encontrado antes, habría tenido acceso a todos mis datos personales incluso el accesso a mi número de la cuenta. Además el móvil era muy caro y tenía und valor enorme para mi. El día siguiente era muy agitado cada vez que soñaba mi móvil español. Esperé que según alguien hubiera encontrado mi móvil me lo devolvía. A la tarde en cuanto mi compañera de piso regresó de la universidad me preguntó que había pasado. Cuando sacó un móvil de su bolsa que parecía ser el mio, era super feliz y para agradecerle, invité todos nuestros amigos y hicimos una fiesta inolvidable.
Sucedió cuando era niña. Mi familia y una familia amiga nos fuimos a la Toscana a pasar las vacaciones de verano ahí en una casa alquilada. Cuando llegamos estuvimos todos sorprendidos por lo que vimos: la casa no era una casa sino más bien una mansión con una propiedad imensa. Había un jardín impresionante con muchísimas plantas y flores y una pequena plantación de árboles diferentes. Detrás de la villa había un bosque de pinos bastante grande y sombrío. Nos encantaba! Una noche nuestros padres se fueron a ver un mercado en la ciudad. Mi amiga Marisa y yo nos quedamos en casa a ver una peli y mi hermana mayor y su amiga también se quedaron a vigilarnos a nosotras. Sin ellas hubiera sido una noche mucho mejor. Era la noche más horrible de mi vida! Después de la peli Marisa y yo queríamos ir a dormir, pero las otras dos nos dijeron que tenían que contarnos algo importante. Nos sentamos y mi hermana empezó: Hace quinientos años esta casa pertenecía a una mujer. Ya tenía cien años y toda la gente del pueblo le tenía miedo porque decían que era una bruja mala que odiaba a todo el mundo y sequestraba los niños del pueblo. Una noche los ciudadanos decidiero matarla. Atacaron a su mansión y la quemaron a la bruja en el bosque de pinos. Pero según las historias nunca se ha muerto enteramente. Una vez al mes por la noche vuelve a su antigua casa a vengarse por lo que le hicieron y llevarse un niño al otro mundo. Cuando mi hermana terminó con la historia Marisa y yo ni siquiera eramos capaz de decir algo. Las otras dos nos daron las buenas noches y se fueron a la cama. Nosotras también pero no podíamos pegar ojo. No nos atrevimos a mover en la cama. En la casa reinaba un silencio sepulcral. Y de repente oimos un ruido abajo en la casa como si alguién rascara en la pared. Marisa me miró con ojos grandes. Salimos de la cama y juntas bajamos las escaleras. En la cocina había luz. Una vela estaba encendida y otra vez se oía el ruido. Venía de la cocina y de repente apareció una sombra grande que se movia hacia nosotras. Estabamos tan asustadas que nos dimos la vuelta, corrimos arriba a nuestro cuarto y cerramos de golpe la puerta. En este momento alguién nos cogió por la espalda. Gritamos a voz en cuello, nos revolvimos y ahí estuvo: mi hermana ryiendose a carcajadas con lagrimas en los ojos. Qué aprendí de esta noche? Que los niños son crueles y que nunca hay que confiar en mi hermana!
Normalmente no soy una persona que tiene tanto miedo. Pero durante mi estancia en el extranjero tuve una experiencia que nunca va a olvidar. Por la noche de “Halloween” todos nos encontrabamos en mi piso para comer. Después de la comida nos disfrazabamos y salíamos en la ciudad. Celebrabamos toda la noche y divertíamos mucho. Cuando aclaró decidíamos regresar a casa. De camino a casa pasabamos por la playa porque queríamos ver la salida del sol. Mientras estabamos caminando y hablando sobre la noche, de repente vinieron dos hombres como de la nada. Nos atacaron y desvalijaron. A mí no me pasé nada más, pero mis dos compañeros de piso se han pegado muy fuerte. Tenían sangre por todas partes de sus vestidos así que teníamos ir al hospital. Después de este suceso siempre tenía miedo cuando salíamos y no quería ir a casa sin acompañante.
Hm…la ultima vez cuando tuve miedo creo que fue hace tres años . Miedo..que realmente me dio panica, miedo que nunca podria olvidar. Como muchacha creo que es bastante normal tener miedo cada vez que sales por la calle , o en casa cuando te ecuentras con una araña. Pero aqui se trata de algo mas que esto. Mi padre , que es cazador, me pregunto un dia si queria venire con el a la caza. Lo primero que me cruzo la mente fue…ooo…conejitos! Dije que si..claro, que puede ser mas agradable que esto? Asi que madrugue y nos fuimos . En en bosque era todavia oscuro y mi padre normalmente camina muy rapido. Yo ya era muy cansada, por que no puedo caminar asi de rapido. Quedamos en que yo lo esperaria en frente de una choza por ahi. No se en que pense ,pero cuando me quede sola , empese imaginarme todas las estupidezes del mundo. Cada ruido me pomenia muy nerviosa, cada movimiento me asustaba. Me quede esperando, calma, tratando de no pensar en nada. Cuado mire un arbol en mi cerca, vi un buho. Cuando el me vio a mi tambien, empeso hacer un ruido horroroso. De tanto miedo que tuve, me quede sin moverme, palida y gelida. Despues de una hora vino mi padre y me encontro muerta de miedo…Solo cuando llegamos a casa pude hablar de nuevo. Esa fue la primera y ultima vez a la caza.
Desde el 12 año de mi vida tengo miedo de profundidad. Lo que pasó es que cuando tenía 12 años, fui a un campamento de verano con mi hermana. Un día vineron nuestros padres para visitarnos y fuimos juntos a la playa. El tiempo no fue muy bien y el mar fue bastante tormentoso, pero nosotros nos divertíamos,jugando y reyendo.
Todo iba bien hasta que yo me decidí ir a nadar, aunque el mar tormentoso parecía muy peligroso. Mis padres no sabían nada de mis planes,porque fueron a comprar un helado. Así que, tan pronto como entré en el mar, fue tomada por una gran ola. Luego vino segunda ola, y enseguida una tercera. De repente, me dí cuenta de que estuve bajo del agua y no podía surgir del mar, ni sentía el fondo bajo mis pies. Aquí llego una ansiedad terrible, porque ya no creía que iba a sobrevivir. No sé cuánto tiempo pasé bajo del agua cuando sentí un mano sacandome del fondo del mar. Fue un hombre desconocido que ví cómo iba bajo del agua y me ayudó.
Desde ese día, nunca entro en el agua más allá que de las rodillas, y no me lo puedo imaginar nadar en una profundidad.
Me recuerdo de que en una ocasión tenía mucho miedo. Era fin de semana y estaba en una fiesta en mi ciudad con mis amigos. Como era la fiesta más grande de mi pueblo, estaba muchísima gente y mi pandilla posó el tiempo muy bien, charlando, bailando y bebiendo. Una amiga mía vivía cerca de mi casa y, por eso, quedabamos en irse juntas a casa. El problema era que mi amiga quería regresar bastante temprano, por eso, yo decidí a quedarme y tomar un taxi si no encontraría a alguien que tendría que ir en la misma dirección como yo. Ya era bastante tarde y yo quería ir a casa pero ni encontró a nadie ni a ningún taxi, porque todos eran ocupados. Por eso me decidí a ir sola a casa porque el camino solo dura 15 minutos. Un parte del camino es muy oscuro. Estaba caminando y de repente notó que un hombre fue detrás de mi. Tuve mucho miedo por que unos semanas antes algunas personas han notado un hombre en un coche oscuro parcado cerca de la escuela, que observaba a las chicas todo el tiempo. Saqué mi móvil de mi bolsa para fingir hablar con mi madre para que el hombre supiera alguien me esperara. También empiezé a darme prisa. Por suerte el hombre se giró a la derecho en la próxima cruce de calle, mientras yo sigué todo recto. Fui muy aliviada en este momento. Cuando estaba en la cama me juré que nunca más en mi vida iría sola a casa por la noche.
Sarah,Viki y yo nos despidimos de los otros amigos que querrían quedar un poco más en la fiesta en un bosque.Un amigo nos preguntó si encontramos el camino de vuelta y nosotros respondimos que lo sabemos.Yo tambien estaba segura que sería fácil encontrar el camino .Solo todo recto, por delante de la cabaña,después a la derecha ,ir cuesta arriba y ya está. Cuando fuimos por delante de la cabaña, sabía que no es el camino correcto porque no había ningun cruz rojo a la cabaña. Pero Sarah y Viki no confiaron en mi y seguimos el falso camino. Estuvo escurriendo y a la derecha y a la izquerda escuché ruidos muy raros. Cada una de nosotras estabamos quietos porque teníamos mucho miedo y la única fuente de luz fue mi móvil sin crédito. Tenía tanto miedo porque en mi cabeza tenía raras fantasias que alguien está en detrás de mi y va a llevarme fuera o un animal de bosque va a atacarme. Pero lo más que me he causé miedo fue que nunca encontraramos la salida. Empecé a contar historias alegres para deviarnos del miedo. Viki fue ella que mas tenía miedo, porque en general es una persona miedosa. Fue oscurro como la boca de lobo y no sabíamos dónde vamos. Lo único que pensé fue que ojalá encontramos la salida. Hace 30 minutos de miedo en un bosque oscurro encontrabamos la salida y llegabamos a una casa. Para mi parecía horriplante porque solo la tele brilló y estaba muy alta. Nadie contestó cuando llamé la puerta para preguntar por el camino. Fuimos anadando y por suerte había un hombre que podría explicar dónde estaba el coche, lo encontremos y fuimos a casa. Ese experiencia me mostré que es importante tener crédito en el móvil para llamar alguien. También salir fuera de un bosque cuando aún hay luz y lo mas importante es, retener el camino. Lo mejor sería para mi, nuca jamás ir a una fiesta en el bosque, sobre todo cuando el bosque no conozco.
Normalmente no soy una persona mediosa. No temo la oscuridad, ni la soledad, y normalmente tampoco tengo miedo de situaciones complicadas. Pero había un acontecimiento en el extranjero que probablemente nunca olivdaré.
Tuve 16 anos y me fui por primera vez sola de vacaciones, sin padres, sin amigos. Viajé a Valencia para vivir aquí con una familia valenciana y para visitar un curso de espanol. Mi dilema empezó cuando el navegador del taxista que tendría que conducirme del aeropuerto a la casa de la familia no encontró la calle indicada. Mientras que el taxista se quedó tranquilo, afirmando que sabía más o menos de memoria dónde se encontraba la calle, yo empecé ya a preguntarme si todo saldría bien, pero no tuve otra oportunidad que fiarme de él. Después de veinte minutos me dejó delante de una casa afirmando que habíamos llegado. Desgraciadamente las dudas que tenía se confirmaron. Claro que se había equivocado de casa. Cuando soné a la puerta, abrió una mujer joven que era bastante asombrada al verme ya que tenía el equipaje para 4 semanas conmigo...Pero era muy simpática y me dijo que podía entrar para tomar algo y para buscar en internet dónde se encontraba la calle con la casa de mi familia de acogida. Finalmente resultó que la calle que buscamos estaba en un callejón sin salida a unos 400 metros de allí.
Después de este susto han sido unas semanas estupendas. Para mis futuros viajes seguramente voy a informarme de antemano donde está mi alojamiento para que no tenga que fiarme ciegamente en un taxista.
Como mi compañero de piso estuvó de vacaciones en Eslovenia hace unas semanas, podía disfrutar un apartamento completamente libre para mí sola. Dos noches antes de su vuelta, estaba en nuestro apartamento solita. Como pasaba un día trabajoso, estaba muy cansada. Después de acostarme, soñé de un apartamento para mi sola, sin estrés con un compaNNNero sobre el día de limpiar el apartamento, hacer la compra y todas esas cosas. Siempre tenía un seño ligero, pero esa noche soñaba profundamente. Dormía tranquilamente. Tanto más me asombré, cuando un sonido me despertó. Fue el timbre. Pensaba intensamente, para entender quien era posiblemente delante de la puerta, a las dos de la mañana. Pero no había una respuesta lógica. Como no tenía idea de quien era, me acosté tranquilamente otra vez. Empezaba soñar nuevamente, cuando la persona delante de la puerta del apartamento empezó a sobar la chapa con algo metálico. Quizé levantarme y preguntarle a la persona quien era y que quería. Tenía el pulso a cien, cuando me acerqué a la puerta. Pensé abrir la puerta, pero que hacer si realmente era un ladrón? Respiré una y otra vez profundamente, para tranquilizarme. Con el pulso a cien, dijé con voz fuerta: ¿Quién es? La persona paró y se quedó silencio. A causa del resquicio podía ver que no hubo luz en la escalera principal. Ahora, quien vino a mi apartamento de noche sobando algo en la chapa de mi puerta no respondiendo a mi pregunta. Tuve tanto miedo que no sabía que hacer. Allí me senté al corredor con el teléfono en mi mano y con vista a la puerta. No sabía ni un numero de un vecino, y mis amigos todos eran en Eslovenia juntos. Tampoco quizé llamar a la policia, como de pronto simplemente fue un vecino borracho, que se confundió del piso. Después de unos diez minutos de silencio y oscuridad en la escalera principal, volví a mi apartamento y soñe del regreso de mi comañero del piso.. Además del sentido horrible de la desorientación, aprendía hablar más con los vecinos y no vivir tan anónimo.
En general soy una persona extremadamente miedosa. No me gusta caminar por las calles de noche y me asusta cualquier historia de horror. En mi vida he tenido miedo en muchísimas ocasiones pero si tendría que destacar alguna sería esta: Tenía más o menos siete años y en aquella época vivía en Buenos Aires. Era una noche de junio y mis padres se habían ido a un concierto en la Capital Federal, muy lejos de mi casa. Nuestra mucama, Silvia, nos cuidaba a mi hermana pequeña y a mi. Estábamos viendo la televisión , las tres tumbadas sobre la cama. De repente escuchamos a un hombre gritar. Abrimos las cortinas y vimos a nuestro vigilante gritar: “¡Llamen a la policía, llamen a la policía!”. En seguida Silvia nos cogió de la mano y corrimos a la cocina para llamar a la policía. Silvia estaba temblando y mientras hablaba con la policía ni se acordaba de como se llamaba nuestra calle y solo gritaba: “¡Están en la casa, están en la casa, estoy cuidando a dos nenas alemanas, las van a secuestrar!” Después subimos de nuevo y Silvia nos hizo esconder debajo de la cama mientras ella cerraba todas las puertas con llave. Esperamos unos minutos y no pasaba nada. De repente escuchamos un tiro en la calle y gritos. Yo me acerqué a la ventana y vi el horror: unos hombres estaban llevando a nuestro vecino en su propio coche, su mujer acostada sobre la calle gritando: “¡No lo maten, por favor, llévense el coche pero no lo maten!” Pero se fueron con el vecino. Silvia también salió del armario donde se había escondido, ella solamente estaba aliviada de que nadie había entrado a nuestra casa. Por suerte todo tuvo un final feliz. Al día siguiente nos enteramos de que los secuestradores dejaron nuestro vecino en un sitio llamado Pilar. No le hicieron daño ni nada, solo se llevaron el coche. Esta fue la peor noche de mi vida y solamente me ha enseñado de que la vida podría tener un final en cada momento.
No soy una persona muy miedosa. Al contrario de mucha gente, no tengo miedo de arañas o en el oscuro por ejemplo. Pero existe una cosa de que sí tengo mucho miedo. Todo comenzó cuando era una niña de cuatro años. Paseaba con mi padre en un bosque. Cuando pasábamos por una granja, de repente dos perros dóbermanes salieron de una perrera abierta y nos atacaron. Mi padre me levantó así que los perros no podían hacerme daño. Pero los perros mordieron a él. Desde ese día tengo mucho miedo de perros grandes y pequeños, si no son llevado atado.
Fue un día bueno. Después de la matriculacion a la universidad, salí con la perra de la familia de mi novio. Elegí el camino por los campos para estar pronto en casa. Al lado de los campos está un canal industrial de una antigua fábrica de textil.
La perra, Lucky, amaba el agua y nunca suprimía una ocasión de nadar. Esta vez le prohibí de nadar en el agua, pero como las mujeres viejas, ella cerró los oídos y me ignoró. La silbé varias veces y después de cinco minutos comenzé a buscarla. Antes de haber encontrado la perra, me puse más y más nerviosa y después pánica de verla al final del canal (delante del rastrillo de la fábrica), no capaz de salir del agua por el refuerzo y el corriente. Mientras que la silbé otra vez y que nadara lejos de la máquina, la agarré por el collar y tuve éxito. Fuimos justamente a casa, una perra mojada y debilitada y yo, teniendo los nervios destrozados.
Después del choque, aprendí de nunca dejar Lucky sola al lado de agua y atarla a la correa para que su vida no corra otra vez peligro.
Era en octubre del año 1998 y era un día muy tempestuoso. Estaba sola en casa cuándo mi abuela me llamó por teléfono para invitarme a pasar la noche en su casa. Ya estaba oscuro fuera.
Al salir de la casa, yo, una niña inocente, no sabía que se había pasado en el jardín de mi vecino poco antes. Ese vecino criaba corzos en su jardín. A causa del viento tan fuerte en esa noche, los corzos podían fugarse de su establo, ya que el viento había abierto la puerta. Se acercaron a mí, sin que yo lo supiera.
Para llegar a la casa de mis abuelos tengo que cruzar el terreno detrás de mi casa. Mientras que yo estaba andando hacia la casa de mis abuelos, vi a dos grandes criaturas que estaban corriendo a toda marcha hacia mí. Como no sabía qué fueron esas grandes criaturas negras, grité con todas mis fuerzas, de modo que me dolía la cabeza después de ese acontecimiento horroroso. Ahora pienso que esos corzos tenían aún más miedo que yo porque nunca había gritado tan fuertemente en mi vida. Volvemos a la historia. Aunque estaba gritando, los corzos seguían corriendo hacia mí hasta que estaban a 5 metros de mí. En ese momento, se decidieron de volver del revés y corrieron en otra dirección. Yo me quedé de piedra y la única cosa en qué pensaba fue: tengo que refugiarme lo más rápidamente que posible. Después de llegar a la casa de mi abuela, estaba temblando todo el tiempo y necesitaba toda la noche para recuperarme de ese horror.
Una vez he tenido miedo a la muerte. Quizá esta ocasión no era para tanto, pero en aquel momento pensé que son las últimas segundas de mi vida.
Era curiosamente en las vacaciones que mis padres y yo pasabamos en Sevilla. Hemos llegado a un hotel de cuatro estrellas – no habíamos reservado ningún otro hotel con tantas estrellas en nuestro viaje por Andalucía. Agotados y cansados llegabamos a la recepción del hotel, la recepcionista – una chica joven y amable – nos entregaba la llave. Decidíamos relajarnos para unos minutos en el bar del hotel, solo para tomar un café o un zumo. Esto fue la peor decisión del día, como vamos a notar. Tan pronto como habíamos pedido nuestras bebidas, dos hombres jóvenes de repente asaltaron la recepción del hotel. Tenían camisetas de fútbol como un turbante en la cabeza, que ocultaban sus rostros. Como si esto no bastaría, sostenían sables de plata en sus manos, brillaban en la luz del sol. ¡Parecían como unos clowns del carnaval! Gritaron a la pobre recepcionista que le de todo el dinero de la caja. Cada vez que gritaron, la chica se puso más nerviosa en recoger el dinero. Mientras nosotros nos enterabamos de este asalto con los gritos, nos escondíamos rápidos detrás de unos taburetes y sillas, esperando, desesperados. Aunque en completo solo duraba cinco minutos, me sintió, como si nunca jamás vaya a acabar. La pobre recepcionista lloraba a moco tendido. Nosotros subíamos en nuestra habitación, pero muy deprimidos.
Creo que lo que aprendí de esta situación es que incluso (¿o sobre todo?) en hoteles con más estrellas ¡no somos seguros de asaltos!
Cuándo hice mi semestre de extranjero en México, mi cohabitante chilanga Euri y yo decidimos de ir al Mar para un fin de semana. Fuimos a Manzanillo que es una ciudad en la playa pácifica para disfrutar, relajar y pasar un tiempo chido juntos. Todo el sábado estuvo hermoso, rentámos dos tumbonas con una sombrilla, bebemos agua de coco, comimos camarónes frescas del mar, así se imagina el paraíso! En el noche, después de regresar al hotel, queremos investigar cómo es la vida de noche en Manzanillo, yendo de bares. Solamente no supimos que nuestro hotel estuvo 45 minutos lejos del centro, de modo que tuvieramos tomar un camión. Ya era noche negro como el azabache cuando nos fuimos. No hubo una estación de camiones o algo similar, así esperamos en el margen de la calle hasta un camión va a parar. Estuvo oscuro como la boca de lobo, no existió ningún luz y los coches fueron a toda mecha junto a nosotros. Nadie dijo algo, pero teníamos el mismo pensamiento: "sólo algún coche tiene que parar y meternos, nadie va a escuchar nuestras gritas, no tenemos ninguna orientación, estar en alrededores abandonados. Y el camión no llegó. Un escalofrío corrió sobre nuestra espalda. Nosotros tuvimos mucho miedo, siempre estuviendo a la mira del camión, que nos rescata. pero no vino. Ningún ruido. No nos atrevemos de hablar, pero tampoco queremos regresar. De repente un perro aparece al otro lado de la carretera y se quedó parado. Miré a mi amiga y susurré: "No tienes que tener temor, este perro va a protegernos!" y seguimos esperando silenciosamente. Luego el perro se fue. Un minuto después el camión llegó y ya hemos dejado de sufrir. La lección de esa experiencia era que siempre vamos a informarnos antes como son las conecciones de los camiónes, cómo lejos está el hotel del centro, no salir demasiado tarde. Nunca queremos experimentar esta situación otra vez!
Un día, cuando tenía diez u once años, era era en casa con mi hermano que tiene cuatro años más que yo. Estabamos jugando cuando de repente entró volando una avispa. El insecto era muy grande y el sonido de su aletazo era muy alto. Como también volaba de un lado para otro de manera descoordinado, a mi hermano y mí, nos paracía que era muy agresivo y pensabamos que quería picar uno de nosotros. Por eso decidimos matar la avispa. Nada más matarla llegó a casa nuestra hermana (seis años mayor que yo). En cuanto vi el insecto muerto dijo: "!Dios mío! Puede ser que fuera la reina de avispa." Mi hermano y yo no entendemos qué significó eso y le mirabamos interrogativo a nuestra hermana. Por tonto nos explicó: "Tan pronto como uno mata a la reina de avispa, ella pulveriza un cierto aroma que reciben todos los avispas de su reino. No bien perciben ese aroma saben que la reina fue asesinato y por esa razón van a venir para vengarla." En cuanto contó eso, mi hermano y yo llegamos a ser pánicos y corremos por toda la casa para cerrar las ventanas así que no habrían podido entrar los miles de avispas que esperabamos. Por suerte no venía ninguna. Hoy en día no estoy seguro si la historia, que contó mi hermana, fue la verdad o mentira, pero he aprendido que no es buena cosa matar a insectos (espacialmente avispas) y siempre que una entra en casa yo salgo.
Cada fin de semana salgo de fiesta. Normalmente, me quedo en las discotecas o bares hasta el amanecer.
Pero hace algunos años me sentí muy mal y quería regresar a casa más temprano. Como ni tenía bastante dinero para llamar a un taxi ni era capaz de conducir con el coche, preferí a ir a pie. El camino era muy largo y para que no necesitara tanto tiempo, decidí tomar un atajo a través del cementerio.
Antes de que entré por la puerta, me había asegurado de que nadie me seguía. Después de que había caminado por algunos metros, oí un ruido detrás de mi. Parecía como alguien dice algo con un hilo de voz. Quería responder, pero tenía mucho miedo así que empezé a correr sin pararme hasta que estuve en casa. Esta noche no podia dormir. Me despertaba varias veces y siempre pensaba: “Qué pasa si alguien me ha seguido y ahora sabe dónde vivo”?
El día siguiente cuando fue a mis padres para desayunar con ellos juntos, me contaron que estaban paseando por el cementerio ayer y el jardinero allí les había dicho que de momento están sufriendo una plaga de ranas. De repente tenía que comenzar a reír porque entendí lo que había escuchado la noche pasada.
Pero aunque era muy aliviado, decidé en lugar de tomar un atajo por un sitio tan lúgubre otra vez, llevarme bastante dinero para pedir a un taxi
El año pasado fui con un amigo a Edinburgo. Estuvimos allí por cuatro días y normalmente pasamos el día juntos. Pero el ultimo día mi amigo se levantó dos horas antes de yo, y acordamos que nos encontramos a las doce en frente del castillo de Edinburgo. Me levanté un poco más tarde y decidí andar por las calles. Normalmente fuimos todos los días por el casco antiguo, pero este día fui en otra dirección para ver cosas nuevas. En la primera media hora no pasó nada. Cuando estaba en un parque y me quedé un ratito para sonarme, miré a una sombra por el rabillo del ojo. Fui un paso a la derecha y la sombra hizo lo mismo. Pensaba que era un ladrón que quiere robar mi monedero, por eso empecé a ir de nuevo. Después de diez pasos tres chicos se cruzaron en el camino de mi. Dijeron que necesitan dinero para el autobús y quieren prestar unas libras. Respondí que no tengo nada y intenté pasar ellos. No me dejaron y me tocaron, diciendo que ven que tengo algo en los bosillos de mi chaqueta. No dijé nada, los pasé y fui en la dirección del centro del la ciudad. Oí que exclamaron insultos y tambíen tiraron piedras. Me daba igual y sigué yendo, pero me seguían. Estaba muy nervioso, porque obviamente no quisé que me dan una paliza y roban mi dinero. Por fin ví un café y enseguida lo entré. Ví los chicos por la ventana, no estaban seguros que iban a hacer. Me senté y uno de ellos entró también y se sentó en frente de mi. Me amenazó con una paliza y me insultó. En alta voz, para la otra gente en el café me pudieron escuchar bien, dijé que debe irse al cuerno y otras cosas. Después de diez minutos un amigo de él entró y sacó su amigo. Pienso porque tuvieron miedo que los camareros llaman la policía. Aprendí que es una buena idea entrar un café o ir a un otro lugar con mucha gente, si tienes problemas con chicos como ellos.
El último año, cuando estudió en San Diego, mi vecina tenía un pequeño perro, que se llamó Rascoe. Un día, cuando ella estaba en la universidad, le llamó a Rascoe unas veces para darle de comer, pero no pude encontrarle en nuestro jardín. De repente, me saltó a la vista, que el portal del jardín era abierto y evidentemente, era la razón porque el perro pudo escaparse.
Durante una hora, le buscaba en toda la vecindad con mi bici, pero no estaba en ningún parte. Por consiguiente, me invadió una gran angustia porque cerca de nuestra casa era una calle con mucho tráfico. Simplemente no podía concebir que pasó y pensaba que no se podía pasar a mayores. ¡Pero me equivoqué! En el momento, cuando regresó a casa para llamar a mi vecina y para decirle que su cariño se fue, de pronto, me llamo ella y me preguntó ¿Dónde estaba Rascoe? Me quedó sin habla… ¿Cómo lo sabe ya? ¡Era la miseria absoluta! Pero era ella que me dijo “Necesito tu ayuda. Rascoe se escapó y está al jardín de infancia al lado de nuestra casa. El portero me llamó porque Rascoe tiene un collar con mi número.” Nunca hubiera contado con eso y a consecuencia me quitó un gran peso de encima. Sorprendentemente, todo el tiempo tenía Rascoe delante de las narices. Un poco más tarde, cuando le recogí, los niños eran muy tristes que el perro tenía que regresar a casa.
Hace 3 años cuando estaba en Málaga trabajando como au pair fui con mi familia española a montar al caballo. Fuimos los tres, la niña, su madre y yo al campo donde también había un río. Queríamos pasar por él.
Al princípio todo iba bien, los caballos eran muy tranquilos y disfrutábamos del maravilloso paisaje. Pero de repente mi caballo se asustó de algo en el agua y hizo un salto por el aire. No estaba preparada para esto y me caí por el río encíma de las rocas. Esto no era todo sino el caballo me dio una patada en la clavícula. En ese momento pensaba que iba a morir. Después de esto me desmayé.
Al siguiente me desperté en el hospital con la clavícula rota. Cuando vi mi casco medio roto estaba felíz de que todavía estaba viva.
Lo que aprendí de esa experiencia era que montando al caballo y como son animales asustadizos siempre tienes que estar preparada para todo y lo más importante es llevar un casco.
Sigo montando el caballo pero tengo más respeto, sobre todo cuando camino por el campo.
En mi año sabatico viejé por suramerica. En Perú visité a mi novio que estaba haciendo un año social en Cusco y salimons a bailar a una discotequa.
La discotequa estaba llenisima, touristas, peruanos, jovenes, viejos, cada tipo de gente. Como los touristas ese dia recibian un trago libre en cada discotequa, decidimos de ir primero de un locala otro para tomarnos nuestras bebidas. Como yo aún no habia terminado el primer vaso y estaba conversando con un amigo mi novio decidió comprarse algo para comer afuera y quedamos en encotrarnos el la proxima disco en quinze minutos. Derepente se me fueron las luzes y desde ahí no me acuerdo de nada mas.
Al proximo dia desperté tiritando, con una toz asquerosa, los ojos rojisimos, mi maquillaje repartido por toda mi cara y con dolor en el pecho. Mi ropa estaba en una esquina llena de vomito y yo sentía como mi corazón latia demasiado rapido.
En ese momento entró mi novio a la pieza y yo le pregunte:"Que me pasó?!!" El me explicó que me habia encontrado tirada y vomitando en un callejón, despues de de haberse comprado algo para comer y dijo que tuvo que meterme a un taxi para llevarme a casa. Me contó que yo no podia ni caminar ni hablar. Me dio un susto tremendo.Que me habia pasado? Traté de levantarme pero mis piernas no daban. Ahí empezé a llorar, llena de pánico porque no me podía acordar de nada y me dolia todo. Me habian pueste drogas en el vaso.
Tenia un nudo gigante en la garganta. Que hubiera pasado si mi novio no me hubiera encontrado altiro? Que Me pudieron haber hecho esas personas degeneradas que me dieron drogas? Realmente no me hubiera dado cuenta de nada?
Al final fui al hospital, hice un test y me confirmaron que despues de 24 horas ya no tenia nada dañino en mi cuerpo. Solamente me habian robado mi camara digital de la cartera y despues de un dia estaba bien y me sentia mejor. Mi novio era mi heroe en ese momento terrible. Aprendí de poner mas cuidado cuando salgo y de diempre estar acompañada da alguien.
Supongo que todas las personas tienen miedo de una cosa o de otra. Sean las arañas, las serpientes, las alturas o simplemente una situacion amenazante.
En mi caso es algo bastante banal; quando era pequeña mis padres quisieron llevarme a ver una función de teatro. Una amiga muy buena de mi madre, Teresa, tenía el papel principal. Sin embargo quando llegavamos a nuestra destinación, passamos al lado de un coche destrozado que habia tenido un accidente junto a una ambulancia i varios coches de policia. Al parar, descubrimos que era el coche de Teresa, que habia sufrido el accidente. Naturalmente no hubo ninguna función de teatro aquel dia i supongo que fue la primera vez, que vi algo tan violento desde tan cerca.
No se porque, nunca descubri nada especifico sobre las circunstancias del accidente pero desde aquel dia tengo un miedo paranoico de los coches, sorprendentemente aumentado quando voy a pie.
Seguramente a todas las personas han tenido miedo por lo menos una vez en la vida.
Yo tengo muchísimo miedo en situaciones cuándo soy sola en la noche por la calle.
Una de estas noches, hace dos o tres años, salí con mis amigas y cómo habito en el centro de Augsburgo, siempre tengo que caminar hacia a casa, sobre todo SOLA! Después de haber caminado ya unos minutos me dí cuenta que un hombre caminaba detrás de mí. Mí corazón palpitaba cómo loco. Me puse a caminar más rápidamente pero el hombre hizo lo mismo. Sabiendo que mí madre ya dormía, cogí mi móvil y aparenté una conversación con ella y para asustar el hobre "pregunté" a mi madre de venirme en cuentra. Pero nada. El hombre insistió a seguirme. Cuándo ya ví mi puerta de casa me puse a correr como nunca había corrido en toda mi vida. Llegada a las tres escaleras delante del portón me dí un transpié y caí. Ya tenía el llanto en los ojos. Me dí la vuelta y ví que el hombre continuaba a caminar por su cuenta. Me miró y me dijo riéndo: "No te preocúpes! Yo no soy un criminal" Qué vergüenza!
De esta situación aprendí que no todos los hombres que encuentro en la noche son malintencionados, pero todavía tengo siempre mucho miedo a caminar sola.
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Soy una persona muy miedosa. Tengo miedo a casi todo, es decir a alturas, al silencio,a la oscuridad, a perros, a insectos y a mucho más. Por consecuencia casi no paso ningún día sin tener miedo. Pero me acuerdo de una ocasión especial cuando tuve mucho miedo y no olvidaré jamás lo que pasó.
Era una noche de otoño, o sea lluviosa, oscura y fría. Quería ir al trabajo y tenía que atravesar un bosque. Como siempre estaba cantando en voz alta las canciones que tocaban en la radio, mientras estaba conduciendo, para no darme cuenta del bosque lúgubre. De repente, mi coche ya no adelantó y al final quedó tirado. Después de un rato entendí que se me había acabado la gasolina. Llevado por el pánico, empecé a buscar mi móvil. Tan pronto como lo encontré, marqué el número de mi padre para que me ayudara, pero no tenía cobertura de red en el coche. Tuve que salir del coche para llamarlo, pero no podía, porque tenía tanto terror a la oscuridad y al bosque. Al cabo de unos diez minutos y a la desesperada, salí del coche, llamé a mi padre y volvió al coche enseguida. Pasaba mucho miedo hasta que mi padre vino para ayudarme.
Desde esta noche horrible siempre controlo el nivel de gasolina antes de irme.
Pienso que no soy una persona muy miedosa, pero a veces yo también tengo miedo de algo. Me recuerdo a una situación en que tuve mucho miedo. Sucedió desde hace casi 10 años. Tuve 16 años y después de salir con mis amigos, quedamos un rato en la orilla del río Lech. No bien que lleguemos, allí vinieron unos chicos obviamente borrachos que demandaron dinero de nosotros. Cuando no pudimos cumplir su petición, de repente tuvieron un cuchillo y un bateador que antes no habíamos visto porque ya era noche. No solo amenazaron a nosotros sino también afectaron a mis dos amigos. Después de que uno de ellos pudiera huir y el otro estuviera en el suelo, tenía muchísimo miedo. Me templaron las rodillas mientras deseé que viniere ayuda. Por suerte vino la policía muy rápido porque mi amigo – después de huir – la llamó y por eso no pasó nada más. Desde hace este momento eludo a personas que parecen peligrosas y no camino por áreas apartadas.
Una de mis manías mas enervantes es mi naturaleza asustadiza. Por eso odio las películas de terror tal como odio todas las otras películas horripilantes. Además nadie quiere ver películas terroríficas conmigo porque todos me dicen que es molestando que siempre estremecerme cuando ocurre una escena un poco horripilante.
Para mi hermano mayor siempre era su ocupación favorita esconderse en mi habitación para asustarme cuando entraba cuando éramos niños. Obvio que esto no me ayudaba superar mi miedo.
Uno de mis acontecimientos mas horrorosos tenía lugar antes aproximadamente 10 años cuando pasaba una semana con mi curso de la escuela en una residencia escolar en el campo. Los profesores planeaban una caminata de noche a un bosque cerca de la residencia. Para hacer todo peor los chicos contaban historias de miedo mientras estábamos caminando. Lo que no sabíamos era que algunos de nosotros se escondían junto con una profesora en la bosque para asustar a los demás. Cuando salían de repente de detrás de los arboles me asustaba tanto que gritaba por lo menos dos minutos sin coger aire.
Lo que aprendió de esa experiencia? Que nunca mas en mi vida voy a hacer una caminata de noche con nadie!
Cuando era niño, tenía mucho miedo de perros grandes y agresivos que laten sin parar. Te lo digo con el corazón en la mano que todavía me imponen respeto estos perros. Pero ya ha mejorado.
Mi camino a la escuela siempre pasaba por una calle en la cual dos casas estaban con exactamente este tipo de perro. Infelizmente, la una de las casas estuvo al lado izquierdo y la otra al lado derecho. Con tanta mala suerte que tenía, estos perros ya siempre me "saludaban" cada mañana en los jardínes. En uno de los jardínes, justamente en este con el perro lo más agresivo, hubo un seto por causa de la cual nunca podía ver el perro con antelación. La consecuencia era que me asustaba bastante cada vez.
Solucioné el problema de manera siguiente: Siempre atravesaba la calle. Es decir, cuándo me acercaba la primera casa, caminaba al lado derecho y después de haber pasado esa casa, atravesaba la calle para evitar el contacto con la casa con el otro perro. A veces la gente sonrío cuándo vio esto y se dio cuenta de mi problema. Pero no me importaba.
Aprendí de esa experiencia que los perros no viven para siempre. Ambos ya murrieron hace años.
También aprendí luchar contra ese miedo. Por lo menos ya estoy progresando.
Antes de mi estancia en los EE.UU. tuve miedo de tomar grandes responsabilidades. Cada vez que alguien me pedía un favor vacilé hasta que la ocasión venció. Pensaba que no podría llevar el peso de la responsabilidad y tenía mucho miedo de que hiciera un error, así que no quería conducir un coche, evitaba guardar a niños pequeños y temía hablar con extranjeros en inglés o castellano.
Para ganar más independencia, decidí ir a un país extranjero y me hice au pair. Después de mi bachillerato fui a Chicago en los EE.UU y para un año tuve que hablar inglés con personas desconocidas y guardó a niños - probablemente lo más valioso que un hombre puede tener, es decir que tuve la gran responsabilidad de asegurar que dichos niños eran seguros conmigo. Al mismo tiempo debí conducir todo el tiempo porque este fue parte de mi trabajo.
Este fue un tiempo duro para mí y hoy en día todavía no puedo decir que soy una persona valiente, sin embargo aprendí que incluso en las situaciones las más peores hay una solución. Lo más importante es que quedes tranquila y que nunca dudes preguntar por ayuda- casí siempre hay una persona servicial.
Antes de mi estancia en los EE.UU. tuve miedo de tomar grandes responsabilidades. Cada vez que alguien me pedía un favor vacilé hasta que la ocasión venció. Pensaba que no podría llevar el peso de la responsabilidad y tenía mucho miedo de que hiciera un error, así que no quería conducir un coche, evitaba guardar a niños pequeños y temía hablar con extranjeros en inglés o castellano.
Para ganar más independencia, decidí ir a un país extranjero y me hice au pair. Después de mi bachillerato fui a Chicago en los EE.UU y para un año tuve que hablar inglés con personas desconocidas y guardó a niños - probablemente lo más valioso que un hombre puede tener, es decir que tuve la gran responsabilidad de asegurar que dichos niños eran seguros conmigo. Al mismo tiempo debí conducir todo el tiempo porque este fue parte de mi trabajo.
Este fue un tiempo duro para mí y hoy en día todavía no puedo decir que soy una persona valiente, sin embargo aprendí que incluso en las situaciones las más peores hay una solución. Lo más importante es que quedes tranquila y que nunca dudes preguntar por ayuda- casí siempre hay una persona servicial.
Desde hace dos anos, vivo en el barrio Oberhausen en un apartamiento compartido con dos chicos. El apartamiento está en el secundo piso y los vecinos son otros estudiantes superrelajados y tranquilos. Durante estos dos anos nunca pasé miedo, siempre andaba por las calles a noche aunque dicen que Oberhausen es peligroso.
La semana pasada, sin embargo, fue la primera vez que tuve muchísimo miedo. Estaba sola en el apartamiento, poniéndome mi piyama y preparándome para dormir. Justo después de medianoche oí alguien tocando la puerta. Pensé que era un compañero de piso que había olvidado su llave y me puse a abrir la puerta. Pero cuando me acerqué y llegué a unos metros de la puerta empecé a oír unos sonidos raros. Se oía alguien respirando muy fuerte y hablando con voz baja algo como: ?Vas a abrir la puerta o no? Dejame entrar.... Me asusté mucho y me quedé callada sin moverme ni un centímetro. Seguí escuchando los ruidos y después de unos minutos se fue la persona extraña. En nuestro edifico se escucha todo, así que le escuché bajándose y tocando la puerta de abajo, pero nadie le contestó. Pensaba que se había ido y me acosté pero no podía dormir. Quien era esta persona extraña? Debe ser algún borracho que se ha equivocado de casa, pensé. Pero estaba equivocada. La persona volvió con un perro! Ahora se escuchaba alguien hablando con su perro y tocando y timbrando todas las puertas del edificio. Primero, me dió más miedo, pero estaba muy enfadada cuando tocó la tercera vez. Tomé el teléfono en mi mano (para poder llamar la policía en cualquier caso) y abrí la puerta. Quería decirle que se fuera a la chucha pero ya no hacía falta. Estaba subiendo un policía que se llevó el extraño. Lo que me sorprendió era que no parecía borracho ni viejo, solo muy confuso.
Yo estaba muy aliviada y me puse a dormir, de nuevo. Después de unos minutos, oí alguien subiéndose y acercándose de nuestra puerta, de nuevo. Pero que suerte, solo era mi compañero de piso, que abrió la puerta con su llave! Ahora siempre cerramos la puerta de abajo y la próxima vez llamaré a la policía al tiro para no pasar tanto tiempo con miedo.
Cuando era niño, un día fui a la guardería y después de entrar en la sala, un robot se lanzó enseguida sobre mí, lo que naturalmente me causó miedo de modo que me fui corriendo. En cuanto llegué a los servicios me encerré en un vestuario y me quedaba esperando hasta que se fuera el monstruo. Una vez acabado el ruido, me atreví a salir del vestuario, yendo avanzando con pasos muy prudentes. Al llegar al corredor, una maestra me vio y me preguntó qué había pasado. Se lo conté y ella respondió que el problema ya se había solucionado, ya que el robot entretanto estaba desayunando y me dijo que yo también lo hiciera, que sino, no iba a sobrar nada para mí. Al final, se rectificó todo, y yo aprendí que la mayoría de los robotes son sólo unos amigos intentando tomarte el pelo... ¡Qué pena que hoy en día se sepa pensar de manera racional!
A todos nos ha sucedido que en alguna ocasión hemos tenido miedo. Me recuerdo muy bien la situación en que yo tuve mucho miedo. Era al fin de julio hace dos años, poco antes de que los vacaciones en los escuelas empezaran. Mi madre y yo estaban esperando que mi hermana menor regresaba a casa. Poníamos la mesa cuando el teléfono timbró. Mi madre contestó y habló con el director de la escuela a que iba mi hermana. Después de colgar el teléfono, mi madre comenzó a llorar y me dijo que mi hermana tuve un grave accidente. Un coche chocó con ella en la bicicleta. Tuvimos mucho miedo, porque so sabíamos que pasó precisamente y si mi hermana era gravemente herida o no. Nos fuimos al hospital tan pronto que fuera posible. Al llegar allí, el doctor nos dijo que ella tenía muchisímo suerte, porque no tuvo ni una herida aunque rompió por el parabrisas. Todos eran muy aliviados y estoy segura de que mi hermana tiene un ángel guardián exelente.
Por irnos desde hace mucho tiempo cada año a la misma estación de esquí al norte de Italia en las vacaciones de Navidad ya me aburrían todas las pistas bien conocidas cuando tenía 15 años. Quería descubrir algo nuevo en la montaña así que salí un día de la pista oficial para bajar por un lado oscuro y no preparado de la montaña. No hice caso al signo “Prohibido entrar – peligro de aludes” y seguí esquiando en una nieve muy profunda hasta que no podía manejar esquiando no más. Ni veía mis esquis por tanta nieve ni sabía en donde estaba por sólo ver nieve y nieve. En ese momento tenía mucho miedo y no sabía que hacer para regresar salva al camino. Me quité los esquis y andé por la nieve hacia abajo – lo que fue mi suerte porque cuando llegué salva a la pista miré hacia arriba y ví que si no me hubiera sacado los esquis y hubiera seguido esquiando recto hacia abajo, habría caido al precipio de una roca alta lo que me habria matado. Solo por suerte caminé unos pocos metros más a la derecha de la roca lo que me salvó la vida! Eso me dió un shock así que despues de esa experiencia no he salido nunca jamás de la pista oficial.
No tuve que reflexionar mucho para recordar una ocasión en la que tenía miedo. Pero muchas veces mis miedos son más o menos irracionales. Por ejemplo no me gusta mucho mirar películas de terror. Me asusto todo el tiempo, me escondo detrás de la manta y no atrevo mirar al monitor porque escuchando los ruidos ya se me pone piel de gallina.
Hace más o menos dos semanas una amiga me contó de una película que le parecía muy buena. Dijo que tenía que mirarla al día siguiente.
La película era peor que hubiera podido imaginado en mis pesadillas más horribles. Desde el primer minuto era terrible: la acción se pasó en un mundo sin luz y sin colores, pero con mucha bruma, de forma que me asusté cada vez que una persona apareció de repente desde la neblina. Encima, los personajes principales eran payasos, creaturas que temo más que todo, porque parecen simpáticos, sonríen todo el tiempo, pero no se puede ver que sienten detrás de la máscara.
Estaba mirando la pesadilla unos minutos escondiéndome detrás de una almohada, cuando de súbito se apagó la tele y todas las luces de la casa. Para unos segundos mi corazón dejó de latir y no pude moverme. Pero me obligué a ser razonable y me dije, que no soy un personaje de la película, que solamente hay algún problema con la caja de fusibles y entonces fui a ver si pudiera arreglarlo yo. Agarré una linterna y subí al último piso para fijarme.
El desván era oscurísimo, el suelo crujía debajo de mis pies y en mi cabeza escuchaba los temas de las películas más horribles que conocía. Mi corazón latía bien fuerte y pensaba que en cualquier momento alguien me iba a agarrar por el cuello. De repente escuché un crujido desde la esquina a mi derecha. No lo soporté ni un segundo más. Reprimí un grito y me fui corriendo. Después de calmarme un poco, toqué el timbre de mi vecino, que por suerte me podía ayudar.
Por lo menos aprendí algo de esa experiencia: que no voy hacerle caso nunca más a mi amiga cuando me quiere recomendar una película.
Cerca de mi casa hay una calle lateral en la que, yendo en coche y queriendo girar por la calle municipal, tienes la preferencia respectivo a los que vienen de la izquierda. Cada vez que paso por esta calle, tengo mucho cuidado cuando estoy doblando en el cruce. Como a menudo están aparcados muchos coches justo en las dos curvas, se ve muy mal si viene alguien o no. Por eso, siempre miro varias veces a la derecha y también a la izquierda. Ya sé que hay mucha gente que no se entera de que la derecha tiene preferencia allí.
Hace aproximadamente un año, cuando venía en coche de dicha calle lateral y quería girar a la izquierda, me pasó lo siguiente:
No podía ver a alguien viniendo de la derecha ni de la izquierda así que me fui en el cruce. De repente, ví a otro coche de la izquierda justo delante de mí y tuve que frenar con mucha fuerza para no chocar. En este momento, me asusté un montón y la situación me daba miedo, porque faltaba solo muy poco. Además, el conductor del otro coche se enfadó mucho y tocaba vehemente la bocina. No se enteró de que fue su culpa y que podía estar contento que reaccioné tan rápido. Me acusó a mí de haber sido incauto aunque fue él quien me había quitado la prioridad, no echando ni un pequeño vistazo a la derecha mientras traspasar el límite de velocidad.
De esa experiencia aprendí que siempre hay que tener mucho cuidado. Ya lo tenía antes, pero desde que me ha pasado eso, lo tengo todavía más.
Cuando yo era en la universidad de Alicante me pasó algo terrible. Mientras que estaba en el aula de los ordenadores para leer mis correos electrónicos, me daba cuenta que mi nuevo móvil no estaba en mi bolsa.
Antes de que ponía algunos cartels en la universidad en los que escribí que había perdido mi móvil, lo había buscado en toda la universidad.
Despues de ponerlos, me fui a casa, llamé a la compañía operadora para informarles de mi pérdida y les pedí que apagan mi móvil para que nadie pudiera utilizarlo.
Tenía mucho miedo, porque si una persona lo hubiera encontrado antes, habría tenido acceso a todos mis datos personales incluso el accesso a mi número de la cuenta. Además el móvil era muy caro y tenía und valor enorme para mi.
El día siguiente era muy agitado cada vez que soñaba mi móvil español. Esperé que según alguien hubiera encontrado mi móvil me lo devolvía.
A la tarde en cuanto mi compañera de piso regresó de la universidad me preguntó que había pasado. Cuando sacó un móvil de su bolsa que parecía ser el mio, era super feliz y para agradecerle, invité todos nuestros amigos y hicimos una fiesta inolvidable.
Sucedió cuando era niña. Mi familia y una familia amiga nos fuimos a la Toscana a pasar las vacaciones de verano ahí en una casa alquilada. Cuando llegamos estuvimos todos sorprendidos por lo que vimos: la casa no era una casa sino más bien una mansión con una propiedad imensa. Había un jardín impresionante con muchísimas plantas y flores y una pequena plantación de árboles diferentes. Detrás de la villa había un bosque de pinos bastante grande y sombrío. Nos encantaba!
Una noche nuestros padres se fueron a ver un mercado en la ciudad. Mi amiga Marisa y yo nos quedamos en casa a ver una peli y mi hermana mayor y su amiga también se quedaron a vigilarnos a nosotras. Sin ellas hubiera sido una noche mucho mejor. Era la noche más horrible de mi vida! Después de la peli Marisa y yo queríamos ir a dormir, pero las otras dos nos dijeron que tenían que contarnos algo importante. Nos sentamos y mi hermana empezó: Hace quinientos años esta casa pertenecía a una mujer. Ya tenía cien años y toda la gente del pueblo le tenía miedo porque decían que era una bruja mala que odiaba a todo el mundo y sequestraba los niños del pueblo. Una noche los ciudadanos decidiero matarla. Atacaron a su mansión y la quemaron a la bruja en el bosque de pinos. Pero según las historias nunca se ha muerto enteramente. Una vez al mes por la noche vuelve a su antigua casa a vengarse por lo que le hicieron y llevarse un niño al otro mundo.
Cuando mi hermana terminó con la historia Marisa y yo ni siquiera eramos capaz de decir algo. Las otras dos nos daron las buenas noches y se fueron a la cama. Nosotras también pero no podíamos pegar ojo. No nos atrevimos a mover en la cama. En la casa reinaba un silencio sepulcral. Y de repente oimos un ruido abajo en la casa como si alguién rascara en la pared. Marisa me miró con ojos grandes. Salimos de la cama y juntas bajamos las escaleras. En la cocina había luz. Una vela estaba encendida y otra vez se oía el ruido. Venía de la cocina y de repente apareció una sombra grande que se movia hacia nosotras. Estabamos tan asustadas que nos dimos la vuelta, corrimos arriba a nuestro cuarto y cerramos de golpe la puerta. En este momento alguién nos cogió por la espalda. Gritamos a voz en cuello, nos revolvimos y ahí estuvo: mi hermana ryiendose a carcajadas con lagrimas en los ojos.
Qué aprendí de esta noche? Que los niños son crueles y que nunca hay que confiar en mi hermana!
Normalmente no soy una persona que tiene tanto miedo. Pero durante mi estancia en el extranjero tuve una experiencia que nunca va a olvidar. Por la noche de “Halloween” todos nos encontrabamos en mi piso para comer. Después de la comida nos disfrazabamos y salíamos en la ciudad. Celebrabamos toda la noche y divertíamos mucho. Cuando aclaró decidíamos regresar a casa. De camino a casa pasabamos por la playa porque queríamos ver la salida del sol. Mientras estabamos caminando y hablando sobre la noche, de repente vinieron dos hombres como de la nada. Nos atacaron y desvalijaron. A mí no me pasé nada más, pero mis dos compañeros de piso se han pegado muy fuerte. Tenían sangre por todas partes de sus vestidos así que teníamos ir al hospital. Después de este suceso siempre tenía miedo cuando salíamos y no quería ir a casa sin acompañante.
Hm…la ultima vez cuando tuve miedo creo que fue hace tres años . Miedo..que realmente me dio panica, miedo que nunca podria olvidar. Como muchacha creo que es bastante normal tener miedo cada vez que sales por la calle , o en casa cuando te ecuentras con una araña. Pero aqui se trata de algo mas que esto. Mi padre , que es cazador, me pregunto un dia si queria venire con el a la caza. Lo primero que me cruzo la mente fue…ooo…conejitos! Dije que si..claro, que puede ser mas agradable que esto? Asi que madrugue y nos fuimos . En en bosque era todavia oscuro y mi padre normalmente camina muy rapido. Yo ya era muy cansada, por que no puedo caminar asi de rapido. Quedamos en que yo lo esperaria en frente de una choza por ahi. No se en que pense ,pero cuando me quede sola , empese imaginarme todas las estupidezes del mundo. Cada ruido me pomenia muy nerviosa, cada movimiento me asustaba. Me quede esperando, calma, tratando de no pensar en nada. Cuado mire un arbol en mi cerca, vi un buho. Cuando el me vio a mi tambien, empeso hacer un ruido horroroso. De tanto miedo que tuve, me quede sin moverme, palida y gelida. Despues de una hora vino mi padre y me encontro muerta de miedo…Solo cuando llegamos a casa pude hablar de nuevo. Esa fue la primera y ultima vez a la caza.
Anca Goicea
Desde el 12 año de mi vida tengo miedo de profundidad. Lo que pasó es que cuando tenía 12 años, fui a un campamento de verano con mi hermana. Un día vineron nuestros padres para visitarnos y fuimos juntos a la playa. El tiempo no fue muy bien y el mar fue bastante tormentoso, pero nosotros nos divertíamos,jugando y reyendo.
Todo iba bien hasta que yo me decidí ir a nadar, aunque el mar
tormentoso parecía muy peligroso. Mis padres no sabían nada de mis planes,porque fueron a comprar un helado. Así que, tan pronto como entré en el mar, fue tomada por una gran ola. Luego vino segunda ola, y enseguida una tercera. De repente, me dí cuenta de que estuve bajo del agua y no podía surgir del mar, ni sentía el fondo bajo mis pies. Aquí llego una
ansiedad terrible, porque ya no creía que iba a sobrevivir. No sé cuánto tiempo pasé bajo del agua cuando sentí un mano sacandome del fondo del mar. Fue un hombre
desconocido que ví cómo iba bajo del agua y me ayudó.
Desde ese día, nunca entro en el agua más allá que de las rodillas, y no me lo puedo imaginar nadar en una profundidad.
Me recuerdo de que en una ocasión tenía mucho miedo. Era fin de semana y estaba en una fiesta en mi ciudad con mis amigos. Como era la fiesta más grande de mi pueblo, estaba muchísima gente y mi pandilla posó el tiempo muy bien, charlando, bailando y bebiendo. Una amiga mía vivía cerca de mi casa y, por eso, quedabamos en irse juntas a casa. El problema era que mi amiga quería regresar bastante temprano, por eso, yo decidí a quedarme y tomar un taxi si no encontraría a alguien que tendría que ir en la misma dirección como yo. Ya era bastante tarde y yo quería ir a casa pero ni encontró a nadie ni a ningún taxi, porque todos eran ocupados. Por eso me decidí a ir sola a casa porque el camino solo dura 15 minutos. Un parte del camino es muy oscuro. Estaba caminando y de repente notó que un hombre fue detrás de mi. Tuve mucho miedo por que unos semanas antes algunas personas han notado un hombre en un coche oscuro parcado cerca de la escuela, que observaba a las chicas todo el tiempo. Saqué mi móvil de mi bolsa para fingir hablar con mi madre para que el hombre supiera alguien me esperara. También empiezé a darme prisa. Por suerte el hombre se giró a la derecho en la próxima cruce de calle, mientras yo sigué todo recto. Fui muy aliviada en este momento. Cuando estaba en la cama me juré que nunca más en mi vida iría sola a casa por la noche.
Sarah,Viki y yo nos despidimos de los otros amigos que querrían quedar un poco más en la fiesta en un bosque.Un amigo nos preguntó si encontramos el camino de vuelta y nosotros respondimos que lo sabemos.Yo tambien estaba segura que sería fácil encontrar el camino .Solo todo recto, por delante de la cabaña,después a la derecha ,ir cuesta arriba y ya está. Cuando fuimos por delante de la cabaña, sabía que no es el camino correcto porque no había ningun cruz rojo a la cabaña. Pero Sarah y Viki no confiaron en mi y seguimos el falso camino. Estuvo escurriendo y a la derecha y a la izquerda escuché ruidos muy raros. Cada una de nosotras estabamos quietos porque teníamos mucho miedo y la única fuente de luz fue mi móvil sin crédito. Tenía tanto miedo porque en mi cabeza tenía raras fantasias que alguien está en detrás de mi y va a llevarme fuera o un animal de bosque va a atacarme. Pero lo más que me he causé miedo fue que nunca encontraramos la salida. Empecé a contar historias alegres para deviarnos del miedo. Viki fue ella que mas tenía miedo, porque en general es una persona miedosa. Fue oscurro como la boca de lobo y no sabíamos dónde vamos. Lo único que pensé fue que ojalá encontramos la salida. Hace 30 minutos de miedo en un bosque oscurro encontrabamos la salida y llegabamos a una casa. Para mi parecía horriplante porque solo la tele brilló y estaba muy alta. Nadie contestó cuando llamé la puerta para preguntar por el camino. Fuimos anadando y por suerte había un hombre que podría explicar dónde estaba el coche, lo encontremos y fuimos a casa. Ese experiencia me mostré que es importante tener crédito en el móvil para llamar alguien. También salir fuera de un bosque cuando aún hay luz y lo mas importante es, retener el camino. Lo mejor sería para mi, nuca jamás ir a una fiesta en el bosque, sobre todo cuando el bosque no conozco.
Normalmente no soy una persona mediosa. No temo la oscuridad, ni la soledad, y normalmente tampoco tengo miedo de situaciones complicadas. Pero había un acontecimiento en el extranjero que probablemente nunca olivdaré.
Tuve 16 anos y me fui por primera vez sola de vacaciones, sin padres, sin amigos. Viajé a Valencia para vivir aquí con una familia valenciana y para visitar un curso de espanol. Mi dilema empezó cuando el navegador del taxista que tendría que conducirme del aeropuerto a la casa de la familia no encontró la calle indicada. Mientras que el taxista se quedó tranquilo, afirmando que sabía más o menos de memoria dónde se encontraba la calle, yo empecé ya a preguntarme si todo saldría bien, pero no tuve otra oportunidad que fiarme de él. Después de veinte minutos me dejó delante de una casa afirmando que habíamos llegado. Desgraciadamente las dudas que tenía se confirmaron. Claro que se había equivocado de casa. Cuando soné a la puerta, abrió una mujer joven que era bastante asombrada al verme ya que tenía el equipaje para 4 semanas conmigo...Pero era muy simpática y me dijo que podía entrar para tomar algo y para buscar en internet dónde se encontraba la calle con la casa de mi familia de acogida. Finalmente resultó que la calle que buscamos estaba en un callejón sin salida a unos 400 metros de allí.
Después de este susto han sido unas semanas estupendas. Para mis futuros viajes seguramente voy a informarme de antemano donde está mi alojamiento para que no tenga que fiarme ciegamente en un taxista.
Jalda M.
Como mi compañero de piso estuvó de vacaciones en Eslovenia hace unas semanas, podía disfrutar un apartamento completamente libre para mí sola. Dos noches antes de su vuelta, estaba en nuestro apartamento solita. Como pasaba un día trabajoso, estaba muy cansada. Después de acostarme, soñé de un apartamento para mi sola, sin estrés con un compaNNNero sobre el día de limpiar el apartamento, hacer la compra y todas esas cosas. Siempre tenía un seño ligero, pero esa noche soñaba profundamente. Dormía tranquilamente. Tanto más me asombré, cuando un sonido me despertó. Fue el timbre. Pensaba intensamente, para entender quien era posiblemente delante de la puerta, a las dos de la mañana. Pero no había una respuesta lógica. Como no tenía idea de quien era, me acosté tranquilamente otra vez. Empezaba soñar nuevamente, cuando la persona delante de la puerta del apartamento empezó a sobar la chapa con algo metálico. Quizé levantarme y preguntarle a la persona quien era y que quería. Tenía el pulso a cien, cuando me acerqué a la puerta. Pensé abrir la puerta, pero que hacer si realmente era un ladrón? Respiré una y otra vez profundamente, para tranquilizarme. Con el pulso a cien, dijé con voz fuerta: ¿Quién es?
La persona paró y se quedó silencio. A causa del resquicio podía ver que no hubo luz en la escalera principal. Ahora, quien vino a mi apartamento de noche sobando algo en la chapa de mi puerta no respondiendo a mi pregunta. Tuve tanto miedo que no sabía que hacer. Allí me senté al corredor con el teléfono en mi mano y con vista a la puerta. No sabía ni un numero de un vecino, y mis amigos todos eran en Eslovenia juntos. Tampoco quizé llamar a la policia, como de pronto simplemente fue un vecino borracho, que se confundió del piso. Después de unos diez minutos de silencio y oscuridad en la escalera principal, volví a mi apartamento y soñe del regreso de mi comañero del piso..
Además del sentido horrible de la desorientación, aprendía hablar más con los vecinos y no vivir tan anónimo.
En general soy una persona extremadamente miedosa. No me gusta caminar por las calles de noche y me asusta cualquier historia de horror. En mi vida he tenido miedo en muchísimas ocasiones pero si tendría que destacar alguna sería esta: Tenía más o menos siete años y en aquella época vivía en Buenos Aires. Era una noche de junio y mis padres se habían ido a un concierto en la Capital Federal, muy lejos de mi casa. Nuestra mucama, Silvia, nos cuidaba a mi hermana pequeña y a mi. Estábamos viendo la televisión , las tres tumbadas sobre la cama. De repente escuchamos a un hombre gritar. Abrimos las cortinas y vimos a nuestro vigilante gritar: “¡Llamen a la policía, llamen a la policía!”. En seguida Silvia nos cogió de la mano y corrimos a la cocina para llamar a la policía. Silvia estaba temblando y mientras hablaba con la policía ni se acordaba de como se llamaba nuestra calle y solo gritaba: “¡Están en la casa, están en la casa, estoy cuidando a dos nenas alemanas, las van a secuestrar!” Después subimos de nuevo y Silvia nos hizo esconder debajo de la cama mientras ella cerraba todas las puertas con llave. Esperamos unos minutos y no pasaba nada. De repente escuchamos un tiro en la calle y gritos. Yo me acerqué a la ventana y vi el horror: unos hombres estaban llevando a nuestro vecino en su propio coche, su mujer acostada sobre la calle gritando: “¡No lo maten, por favor, llévense el coche pero no lo maten!” Pero se fueron con el vecino. Silvia también salió del armario donde se había escondido, ella solamente estaba aliviada de que nadie había entrado a nuestra casa. Por suerte todo tuvo un final feliz. Al día siguiente nos enteramos de que los secuestradores dejaron nuestro vecino en un sitio llamado Pilar. No le hicieron daño ni nada, solo se llevaron el coche.
Esta fue la peor noche de mi vida y solamente me ha enseñado de que la vida podría tener un final en cada momento.
No soy una persona muy miedosa. Al contrario de mucha gente, no tengo miedo de arañas o en el oscuro por ejemplo. Pero existe una cosa de que sí tengo mucho miedo.
Todo comenzó cuando era una niña de cuatro años. Paseaba con mi padre en un bosque. Cuando pasábamos por una granja, de repente dos perros dóbermanes salieron de una perrera abierta y nos atacaron. Mi padre me levantó así que los perros no podían hacerme daño. Pero los perros mordieron a él.
Desde ese día tengo mucho miedo de perros grandes y pequeños, si no son llevado atado.
Fue un día bueno. Después de la matriculacion a la universidad, salí con la perra de la familia de mi novio. Elegí el camino por los campos para estar pronto en casa. Al lado de los campos está un canal industrial de una antigua fábrica de textil.
La perra, Lucky, amaba el agua y nunca suprimía una ocasión de nadar. Esta vez le prohibí de nadar en el agua, pero como las mujeres viejas, ella cerró los oídos y me ignoró. La silbé varias veces y después de cinco minutos comenzé a buscarla. Antes de haber encontrado la perra, me puse más y más nerviosa y después pánica de verla al final del canal (delante del rastrillo de la fábrica), no capaz de salir del agua por el refuerzo y el corriente. Mientras que la silbé otra vez y que nadara lejos de la máquina, la agarré por el collar y tuve éxito. Fuimos justamente a casa, una perra mojada y debilitada y yo, teniendo los nervios destrozados.
Después del choque, aprendí de nunca dejar Lucky sola al lado de agua y atarla a la correa para que su vida no corra otra vez peligro.
195 palabras
Era en octubre del año 1998 y era un día muy tempestuoso. Estaba sola en casa cuándo mi abuela me llamó por teléfono para invitarme a pasar la noche en su casa. Ya estaba oscuro fuera.
Al salir de la casa, yo, una niña inocente, no sabía que se había pasado en el jardín de mi vecino poco antes. Ese vecino criaba corzos en su jardín. A causa del viento tan fuerte en esa noche, los corzos podían fugarse de su establo, ya que el viento había abierto la puerta. Se acercaron a mí, sin que yo lo supiera.
Para llegar a la casa de mis abuelos tengo que cruzar el terreno detrás de mi casa. Mientras que yo estaba andando hacia la casa de mis abuelos, vi a dos grandes criaturas que estaban corriendo a toda marcha hacia mí. Como no sabía qué fueron esas grandes criaturas negras, grité con todas mis fuerzas, de modo que me dolía la cabeza después de ese acontecimiento horroroso.
Ahora pienso que esos corzos tenían aún más miedo que yo porque nunca había gritado tan fuertemente en mi vida.
Volvemos a la historia. Aunque estaba gritando, los corzos seguían corriendo hacia mí hasta que estaban a 5 metros de mí. En ese momento, se decidieron de volver del revés y corrieron en otra dirección. Yo me quedé de piedra y la única cosa en qué pensaba fue: tengo que refugiarme lo más rápidamente que posible. Después de llegar a la casa de mi abuela, estaba temblando todo el tiempo y necesitaba toda la noche para recuperarme de ese horror.
~270 palabras
Una vez he tenido miedo a la muerte. Quizá esta ocasión no era para tanto, pero en aquel momento pensé que son las últimas segundas de mi vida.
Era curiosamente en las vacaciones que mis padres y yo pasabamos en Sevilla. Hemos llegado a un hotel de cuatro estrellas – no habíamos reservado ningún otro hotel con tantas estrellas en nuestro viaje por Andalucía.
Agotados y cansados llegabamos a la recepción del hotel, la recepcionista – una chica joven y amable – nos entregaba la llave. Decidíamos relajarnos para unos minutos en el bar del hotel, solo para tomar un café o un zumo. Esto fue la peor decisión del día, como vamos a notar.
Tan pronto como habíamos pedido nuestras bebidas, dos hombres jóvenes de repente asaltaron la recepción del hotel. Tenían camisetas de fútbol como un turbante en la cabeza, que ocultaban sus rostros. Como si esto no bastaría, sostenían sables de plata en sus manos, brillaban en la luz del sol. ¡Parecían como unos clowns del carnaval! Gritaron a la pobre recepcionista que le de todo el dinero de la caja. Cada vez que gritaron, la chica se puso más nerviosa en recoger el dinero. Mientras nosotros nos enterabamos de este asalto con los gritos, nos escondíamos rápidos detrás de unos taburetes y sillas, esperando, desesperados. Aunque en completo solo duraba cinco minutos, me sintió, como si nunca jamás vaya a acabar.
La pobre recepcionista lloraba a moco tendido. Nosotros subíamos en nuestra habitación, pero muy deprimidos.
Creo que lo que aprendí de esta situación es que incluso (¿o sobre todo?) en hoteles con más estrellas ¡no somos seguros de asaltos!
Cuándo hice mi semestre de extranjero en México, mi cohabitante chilanga Euri y yo decidimos de ir al Mar para un fin de semana. Fuimos a Manzanillo que es una ciudad en la playa pácifica para disfrutar, relajar y pasar un tiempo chido juntos.
Todo el sábado estuvo hermoso, rentámos dos tumbonas con una sombrilla, bebemos agua de coco, comimos camarónes frescas del mar, así se imagina el paraíso!
En el noche, después de regresar al hotel, queremos investigar cómo es la vida de noche en Manzanillo, yendo de bares.
Solamente no supimos que nuestro hotel estuvo 45 minutos lejos del centro, de modo que tuvieramos tomar un camión.
Ya era noche negro como el azabache cuando nos fuimos.
No hubo una estación de camiones o algo similar, así esperamos en el margen de la calle hasta un camión va a parar.
Estuvo oscuro como la boca de lobo, no existió ningún luz y los coches fueron a toda mecha junto a nosotros.
Nadie dijo algo, pero teníamos el mismo pensamiento: "sólo algún coche tiene que parar y meternos, nadie va a escuchar nuestras gritas, no tenemos ninguna orientación, estar en alrededores abandonados.
Y el camión no llegó. Un escalofrío corrió sobre nuestra espalda. Nosotros tuvimos mucho miedo, siempre estuviendo a la mira del camión, que nos rescata.
pero no vino. Ningún ruido. No nos atrevemos de hablar, pero tampoco queremos regresar.
De repente un perro aparece al otro lado de la carretera y se quedó parado.
Miré a mi amiga y susurré: "No tienes que tener temor, este perro va a protegernos!" y seguimos esperando silenciosamente. Luego el perro se fue. Un minuto después el camión llegó y ya hemos dejado de sufrir.
La lección de esa experiencia era que siempre vamos a informarnos antes como son las conecciones de los camiónes, cómo lejos está el hotel del centro, no salir demasiado tarde. Nunca queremos experimentar esta situación otra vez!
Un día, cuando tenía diez u once años, era era en casa con mi hermano que tiene cuatro años más que yo. Estabamos jugando cuando de repente entró volando una avispa. El insecto era muy grande y el sonido de su aletazo era muy alto. Como también volaba de un lado para otro de manera descoordinado, a mi hermano y mí, nos paracía que era muy agresivo y pensabamos que quería picar uno de nosotros. Por eso decidimos matar la avispa. Nada más matarla llegó a casa nuestra hermana (seis años mayor que yo). En cuanto vi el insecto muerto dijo: "!Dios mío! Puede ser que fuera la reina de avispa." Mi hermano y yo no entendemos qué significó eso y le mirabamos interrogativo a nuestra hermana. Por tonto nos explicó: "Tan pronto como uno mata a la reina de avispa, ella pulveriza un cierto aroma que reciben todos los avispas de su reino. No bien perciben ese aroma saben que la reina fue asesinato y por esa razón van a venir para vengarla." En cuanto contó eso, mi hermano y yo llegamos a ser pánicos y corremos por toda la casa para cerrar las ventanas así que no habrían podido entrar los miles de avispas que esperabamos. Por suerte no venía ninguna. Hoy en día no estoy seguro si la historia, que contó mi hermana, fue la verdad o mentira, pero he aprendido que no es buena cosa matar a insectos (espacialmente avispas) y siempre que una entra en casa yo salgo.
Cada fin de semana salgo de fiesta. Normalmente, me quedo en las discotecas o bares hasta el amanecer.
Pero hace algunos años me sentí muy mal y quería regresar a casa más temprano. Como ni tenía bastante dinero para llamar a un taxi ni era capaz de conducir con el coche, preferí a ir a pie. El camino era muy largo y para que no necesitara tanto tiempo, decidí tomar un atajo a través del cementerio.
Antes de que entré por la puerta, me había asegurado de que nadie me seguía. Después de que había caminado por algunos metros, oí un ruido detrás de mi. Parecía como alguien dice algo con un hilo de voz. Quería responder, pero tenía mucho miedo así que empezé a correr sin pararme hasta que estuve en casa. Esta noche no podia dormir. Me despertaba varias veces y siempre pensaba: “Qué pasa si alguien me ha seguido y ahora sabe dónde vivo”?
El día siguiente cuando fue a mis padres para desayunar con ellos juntos, me contaron que estaban paseando por el cementerio ayer y el jardinero allí les había dicho que de momento están sufriendo una plaga de ranas. De repente tenía que comenzar a reír porque entendí lo que había escuchado la noche pasada.
Pero aunque era muy aliviado, decidé en lugar de tomar un atajo por un sitio tan lúgubre otra vez, llevarme bastante dinero para pedir a un taxi
~ 235 palabras
El año pasado fui con un amigo a Edinburgo. Estuvimos allí por cuatro días y normalmente pasamos el día juntos. Pero el ultimo día mi amigo se levantó dos horas antes de yo, y acordamos que nos encontramos a las doce en frente del castillo de Edinburgo. Me levanté un poco más tarde y decidí andar por las calles. Normalmente fuimos todos los días por el casco antiguo, pero este día fui en otra dirección para ver cosas nuevas.
En la primera media hora no pasó nada. Cuando estaba en un parque y me quedé un ratito para sonarme, miré a una sombra por el rabillo del ojo. Fui un paso a la derecha y la sombra hizo lo mismo. Pensaba que era un ladrón que quiere robar mi monedero, por eso empecé a ir de nuevo. Después de diez pasos tres chicos se cruzaron en el camino de mi.
Dijeron que necesitan dinero para el autobús y quieren prestar unas libras. Respondí que no tengo nada y intenté pasar ellos. No me dejaron y me tocaron, diciendo que ven que tengo algo en los bosillos de mi chaqueta. No dijé nada, los pasé y fui en la dirección del centro del la ciudad. Oí que exclamaron insultos y tambíen tiraron piedras. Me daba igual y sigué yendo, pero me seguían.
Estaba muy nervioso, porque obviamente no quisé que me dan una paliza y roban mi dinero. Por fin ví un café y enseguida lo entré. Ví los chicos por la ventana, no estaban seguros que iban a hacer. Me senté y uno de ellos entró también y se sentó en frente de mi. Me amenazó con una paliza y me insultó. En alta voz, para la otra gente en el café me pudieron escuchar bien, dijé que debe irse al cuerno y otras cosas. Después de diez minutos un amigo de él entró y sacó su amigo. Pienso porque tuvieron miedo que los camareros llaman la policía.
Aprendí que es una buena idea entrar un café o ir a un otro lugar con mucha gente, si tienes problemas con chicos como ellos.
El día cuando “Rascoe” se escapó de casa…
El último año, cuando estudió en San Diego, mi vecina tenía un pequeño perro, que se llamó Rascoe. Un día, cuando ella estaba en la universidad, le llamó a Rascoe unas veces para darle de comer, pero no pude encontrarle en nuestro jardín. De repente, me saltó a la vista, que el portal del jardín era abierto y evidentemente, era la razón porque el perro pudo escaparse.
Durante una hora, le buscaba en toda la vecindad con mi bici, pero no estaba en ningún parte. Por consiguiente, me invadió una gran angustia porque cerca de nuestra casa era una calle con mucho tráfico. Simplemente no podía concebir que pasó y pensaba que no se podía pasar a mayores.
¡Pero me equivoqué!
En el momento, cuando regresó a casa para llamar a mi vecina y para decirle que su cariño se fue, de pronto, me llamo ella y me preguntó ¿Dónde estaba Rascoe?
Me quedó sin habla… ¿Cómo lo sabe ya? ¡Era la miseria absoluta!
Pero era ella que me dijo “Necesito tu ayuda. Rascoe se escapó y está al jardín de infancia al lado de nuestra casa. El portero me llamó porque Rascoe tiene un collar con mi número.”
Nunca hubiera contado con eso y a consecuencia me quitó un gran peso de encima. Sorprendentemente, todo el tiempo tenía Rascoe delante de las narices.
Un poco más tarde, cuando le recogí, los niños eran muy tristes que el perro tenía que regresar a casa.
Palabras: 244
Hace 3 años cuando estaba en Málaga trabajando como au pair fui con mi familia española a montar al caballo. Fuimos los tres, la niña, su madre y yo al campo donde también había un río. Queríamos pasar por él.
Al princípio todo iba bien, los caballos eran muy tranquilos y disfrutábamos del maravilloso paisaje. Pero de repente mi caballo se asustó de algo en el agua y hizo un salto por el aire. No estaba preparada para esto y me caí por el río encíma de las rocas. Esto no era todo sino el caballo me dio una patada en la clavícula. En ese momento pensaba que iba a morir. Después de esto me desmayé.
Al siguiente me desperté en el hospital con la clavícula rota. Cuando vi mi casco medio roto estaba felíz de que todavía estaba viva.
Lo que aprendí de esa experiencia era que montando al caballo y como son animales asustadizos siempre tienes que estar preparada para todo y lo más importante es llevar un casco.
Sigo montando el caballo pero tengo más respeto, sobre todo cuando camino por el campo.
Miedo
En mi año sabatico viejé por suramerica. En Perú visité a mi novio que estaba haciendo un año social en Cusco y salimons a bailar a una discotequa.
La discotequa estaba llenisima, touristas, peruanos, jovenes, viejos, cada tipo de gente.
Como los touristas ese dia recibian un trago libre en cada discotequa, decidimos de ir primero de un locala otro para tomarnos nuestras bebidas.
Como yo aún no habia terminado el primer vaso y estaba conversando con un amigo mi novio decidió comprarse algo para comer afuera y quedamos en encotrarnos el la proxima disco en quinze minutos.
Derepente se me fueron las luzes y desde ahí no me acuerdo de nada mas.
Al proximo dia desperté tiritando, con una toz asquerosa, los ojos rojisimos, mi maquillaje repartido por toda mi cara y con dolor en el pecho. Mi ropa estaba en una esquina llena de vomito y yo sentía como mi corazón latia demasiado rapido.
En ese momento entró mi novio a la pieza y yo le pregunte:"Que me pasó?!!" El me explicó que me habia encontrado tirada y vomitando en un callejón, despues de de haberse comprado algo para comer y dijo que tuvo que meterme a un taxi para llevarme a casa. Me contó que yo no podia ni caminar ni hablar.
Me dio un susto tremendo.Que me habia pasado? Traté de levantarme pero mis piernas no daban. Ahí empezé a llorar, llena de pánico porque no me podía acordar de nada y me dolia todo.
Me habian pueste drogas en el vaso.
Tenia un nudo gigante en la garganta. Que hubiera pasado si mi novio no me hubiera encontrado altiro? Que Me pudieron haber hecho esas personas degeneradas que me dieron drogas? Realmente no me hubiera dado cuenta de nada?
Al final fui al hospital, hice un test y me confirmaron que despues de 24 horas ya no tenia nada dañino en mi cuerpo. Solamente me habian robado mi camara digital de la cartera y despues de un dia estaba bien y me sentia mejor.
Mi novio era mi heroe en ese momento terrible.
Aprendí de poner mas cuidado cuando salgo y de diempre estar acompañada da alguien.
Supongo que todas las personas tienen miedo de una cosa o de otra. Sean las arañas, las serpientes, las alturas o simplemente una situacion amenazante.
En mi caso es algo bastante banal; quando era pequeña mis padres quisieron llevarme a ver una función de teatro. Una amiga muy buena de mi madre, Teresa, tenía el papel principal.
Sin embargo quando llegavamos a nuestra destinación, passamos al lado de un coche destrozado que habia tenido un accidente junto a una ambulancia i varios coches de policia. Al parar, descubrimos que era el coche de Teresa, que habia sufrido el accidente. Naturalmente no hubo ninguna función de teatro aquel dia i supongo que fue la primera vez, que vi algo tan violento desde tan cerca.
No se porque, nunca descubri nada especifico sobre las circunstancias del accidente pero desde aquel dia tengo un miedo paranoico de los coches, sorprendentemente aumentado quando voy a pie.
Seguramente a todas las personas han tenido miedo por lo menos una vez en la vida.
Yo tengo muchísimo miedo en situaciones cuándo soy sola en la noche por la calle.
Una de estas noches, hace dos o tres años, salí con mis amigas y cómo habito en el centro de Augsburgo, siempre tengo que caminar hacia a casa, sobre todo SOLA! Después de haber caminado ya unos minutos me dí cuenta que un hombre caminaba detrás de mí. Mí corazón palpitaba cómo loco. Me puse a caminar más rápidamente pero el hombre hizo lo mismo. Sabiendo que mí madre ya dormía, cogí mi móvil y aparenté una conversación con ella y para asustar el hobre "pregunté" a mi madre de venirme en cuentra. Pero nada. El hombre insistió a seguirme. Cuándo ya ví mi puerta de casa me puse a correr como nunca había corrido en toda mi vida. Llegada a las tres escaleras delante del portón me dí un transpié y caí. Ya tenía el llanto en los ojos. Me dí la vuelta y ví que el hombre continuaba a caminar por su cuenta. Me miró y me dijo riéndo: "No te preocúpes! Yo no soy un criminal" Qué vergüenza!
De esta situación aprendí que no todos los hombres que encuentro en la noche son malintencionados, pero todavía tengo siempre mucho miedo a caminar sola.
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